El Mardi Gras es una de mis festividades favoritas en Paris. Como la mayoría, está relacionada con la comida.
Si traducimos literalmente Mardi Gras tenemos Martes Graso y ese graso se refiere a comer pesado.
Esta fecha marca el fin del Carnaval, luego del que vendrá la Cuaresma (período de restricciones alimentarias, observado por cristianos practicantes, entre Carnaval y Pascuas).
En años normales esta fecha es una verdadera fiesta. Si bien no es feriado y todos continúan con su vida normal, los niños suelen disfrazarse, hay eventos en distintos puntos de la ciudad y por supuesto hay platos tradicionales, tanto dulces como salados. Un clásico son las beignets de carnaval pero también hay especialidades regionales, como merveilles, rissoles, bugnes, etc, donde el común denominador de estas recetas es que son bocados que se fríen y contienen harina y una buena dosis de manteca.
Probablemente sea un buen día para decir mañana empiezo la dieta.
Volviendo sobre la tradición del disfraz y las diferentes fiestas alrededor del mundo, siempre quise conocer el Carnaval Veneciano, muy criticado por la cantidad de gente que solía asistir pero que siempre me pareció de una belleza incomparable, y el Mardi Gras en New Orleans, que es mi sueño (entre otras ciudades del mundo que me gustaría conocer, cada una en una diferente fecha clave).
En Versailles solía haber también fiestas para estas fechas. La única razón por la que jamás fui es porque el precio solo de la ropa excede mis posibilidades, sin contar el precio del ticket de entrada siquiera.
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